Las estrechas calles adornadas de macetas embellecen las calles de este curioso barrio.
Siguiendo con la historia...A espaldas de la Sinagoga se extendía un amplio huerto que daba al río Ambroz, en cuya orilla opuesta debió estar el cementerio. Tuvieron carnicería y panadería; poseían, bodega, granero y secadero, pero también una infraestructura mínima para posibilitar la vida intelectual y la educación, tal como prescribía el Talmud.
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